Destino afortunado. Estas dos palabras parecen paradójicas, pero describen el trayecto de Milagros Rodríguez hasta ahora. Nacida en la República Dominicana, graduada de Teachers College (TC)  del programa de Educación Bilingüe (BBE), se mudó al Bronx cuando era muy joven. Este fue el primer paso en la dirección hacia su destino de convertirse en  maestra de educación especial bilingüe en un aula de co-enseñanza integrada, de quinto grado en Brooklyn.

La primera exposición real de Milagros al inglés fue cuando empezó la escuela. Milagros describe los retos a los cuales se enfrentó por eso, “Yo era la estudiante que siempre se atrasaba, era la estudiante a quien se refería la gente diciendo, ‘ella tiene mucho potencial, es muy inteligente; es tan genial, pero no habla inglés.’” Aunque no hablar inglés la limitó al principio, Milagros siempre se ha sentido orgullosa de ser bilingüe y bicultural. Asistía a un programa bilingüe en la escuela hasta que su familia se mudó a Queens, a una escuela donde no tenía ningún apoyo de inglés como segundo idioma. No lo sabía en este momento, pero sus experiencias en la escuela primaria e intermedia serían fundamentales para su  carrera futura.

Gracias a su duro esfuerzo, Milagros consiguió terminar la escuela secundaria en sus escuela entre una de las primeras académicamente. Recibió varias becas para asistir a la Universidad de Rochester, donde se especializó en negocios y español. Durante su educación, muchas personas le dijeron a Milagros que debería enseñar español, pero cuando empezó a estudiar español por primera vez desde que terminó la escuela primaria, Milagros decidió que definitivamente no quería enseñar español. “Nunca he querido enseñar español. Sé español, pero no quiero enseñarlo; sería muy difícil. No quiero ser maestra”.

Aunque Milagros se graduó en el peor momento económico, pronto obtuvo un trabajo a medio tiempo en la oficina de Recursos Humanos (RRHH) en TC, un paso que cambiaría la trayectoria de su vida. “Siento que recibí mucha tutoría en las cosas simples, como conseguir un trabajo, ser adulto, comenzar una carrera. La gente de RRHH me ayudó mucho”. Esas mismas personas de RRHH la ayudaron a conseguir un trabajo a tiempo completo en la oficina de Tesorería. Milagros se entusiasmó con el apoyo que recibió mientras trabajaba en la oficina de Tesorería, recordando con calidez que había tenido buenos mentores y personas maravillosas que la apoyaron. “Todo el mundo me brindaba su apoyo, fueron muy serviciales, útiles y amables. Me preguntaron qué me gustaría hacer y me motivaron, me dijeron, ‘Podrías realizar un postgrado; ¡podrías hacer todas esas cosas!’ Me apoyaron y guiaron mucho.”

Fue mientras trabajaba en TC que tuvo la idea de posiblemente convertirse en maestra. Para averiguar qué camino tomaría para el resto de su futuros estudios, Milagros tomó dos cursos en departamentos diferentes de TC como estudiante no matriculada.

“Tomé el curso intercultural con María Torres Guzmán, y literalmente, en el primer día, del articulo que nos puso a leer y de la discusión que sucedió en ese día, ya lo supe, ‘Esto es lo que tengo que hacer con mi vida.’ Recuerdo que el artículo me llegó tanto porque se trataba de la identidad. Literalmente la primera pregunta que nos hizo la profesora fue ‘¿Cuál es su identidad?’” Como una persona que experimentaba los retos de transición cultural y lingüística, ahora ella reconoce la importancia de esta pregunta en el aula. “Ahí fue cuando hizo clic para mi; pensé, ‘estos niños me necesitan.’ He caminado en sus zapatos, y podría relacionarme con ellos. Podría conectar con ellos.” Ese primer día de clase le permitió a Milagros inscribirse en el programa BBE, y después elegir la Maestría en Estudios Bilingües de Educación Especial (BiSPED). Es un programa enfocado en atender las necesidades de niños bilingües con dificultades de aprendizaje moderadas. Un programa que está relacionado con la niñez, la extensión bilingüe, y la enseñanza de estudiantes con discapacidades.

Es por sus experiencias personales de cuando era niña, que Milagros ha desarrollado una pasión profunda para amar y apoyar a sus estudiantes. “No quiero que ellos sean personas que se sientan intimidadas para compartir sus historias. No quiero que sean personas que se vean a sí mismos como ‘menos que’ porque tienen acento cuando hablan o porque fueron clasificados durante toda su niñez como estudiantes con dificultades de aprendizaje. No quiero que vean esas cosas como obstáculos o cosas que les hacen ser muy diferentes de los demás. Por lo cual considero que la misión de mi vida es dejar que estos niños vean que son tan capaces como cualquier otra persona. Son seres humanos dignos, capaces de hacer lo que quieran hacer y decir lo que quieran decir.”

Como maestra de educación especial bilingüe en un aula de co-enseñanza integrada, de quinto grado de Brooklyn, Milagros reconoce el ambiente maravilloso en el que se encuentra como maestra nueva. “En mi escuela son super comprensivos y cuento con su apoyo, es lo que estaba buscando como maestra de primer año. Tengo una mentora que siempre está en el aula; alguien que siempre está dispuesta en ayudarme. No me pongo nerviosa cuando viene para observarme. De hecho, me alegra cuando llega porque sé que después de mi clase, me va a ofrecer sus ideas y sugerencias. Por otro lado, soy muy afortunada en ser parte de un gran equipo de quinto grado con maestros apasionados hacia lo que hacen. No solo apoyan y ayudan a sus estudiantes, sino que también me ayudan y me apoyan cada día que pasa. Por estas razones, voy definitivamente a permanecer en esta escuela por un buen tiempo. Y los niños, son la mejor parte de todo. Verdaderamente, son niños maravillosos”.

Como maestra, Milagros también reconoce la importancia de su rol, no solo con sus estudiantes, sino también con los padres de sus alumnos. Explica la situación, “Muchas veces las escuelas clasifican a los estudiantes bilingües como estudiantes con discapacidades debido a que están aprendiendo  inglés. Al ser educadora de esos estudiantes, considero que puedo ayudar no solo a los niños, sino también a sus padres. Cuando se les dice a los padres que sus hijos tiene dificultades, actúan rápidamente para intentar realizar cualquier cosa para ayudar a sus hijos. A veces firman documentos sin saber lo que están firmando; pueden decir que están de acuerdo con cosas que no entienden. Muchos de estos padres no hablan inglés y es posible que no puedan entender lo que se necesita de ellos o cómo ayudar, especialmente porque mucha de la terminología en educación especial es difícil de entender para un hablante que no es nativo del inglés.

“Supongo que siempre pensaba en la idea de enseñar, pero los maestros están sobrecargados de trabajo y son mal remunerados. Pensé, ‘No, puedo conseguir algo mejor, no quiero lidiar con eso.’ Esa era mi mentalidad antes. Creo que mi actitud empezó a cambiar con las cosas pequeñas que sucedieron en la oficina mientras trabajaba en TC. Podía hacer algo tan simple como explicarle algo a alguien. Ellos me decían, ‘Dios mío, simplificas muy bien las cosas. ¡Deberías ser maestra!’ Empezó con esos chistes simples.” La motivación comenzó a crecer y “simplemente hizo clic después del curso de la profesora María Torres-Guzmán. Ahora, pienso, que tal vez mis estudiantes podrían tener cualquier otra maestra, pero quiero estar ahí para ellos. Quiero darle a mis estudiantes las herramientas para que no se callen y no se sientan con vergüenza de compartir sus experiencias, de compartir lo que saben,  incluso de hacer preguntas o decir ‘no sé.’ Desde entonces, nunca he mirado hacia atrás”.